miércoles, 16 de mayo de 2012

La fortificación de Antibes

Tras su breve visita a las tierras cercanas a Beaulieu, el Viajero Errante continuó consultando su Guía y recordó las palabras que su Maestro le había dicho antes de partir:

“Que tu espíritu tenga siempre la fuerza de estas piedras, que han soportado el ímpetu de los vientos mediterráneos durante años”

Según las descripciones de los viejos exploradores, el Viajero Errante debería continuar su viaje, aún por tierras conocidas, hacia una pequeña villa amurallada al oeste de Nikaïa: la villa fortificada de Antibes.

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ANTIBES

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Los griegos vencieron sobre la población ligur y se instalaron al abrigo de una colina, denominando al lugar Nikaïa, en honor a su victoria sobre los que poblaban anteriormente ese territorio al borde del Mediterráneo.

Posteriormente, los griegos se desplazaron hacia el oeste y poblaron el territorio que observa el viajero frente a Niza: a ese lugar lo llamaron “Antipolis”, o “la ciudad de enfrente”.

cabovistaantibes, 17-03-12

Luego de su origen en el siglo IV a.C., el nombre de Antipolis derivó en Antiboul bajo el dominio del Imperio Romano. Al igual que Villefranche sur Mer, Antiboul estuvo sometida a diversos ataques y saqueos; en este caso fueron visigodos y sarracenos quienes acosaron una y otra vez la ciudad; a mediados del siglo VIII d.C. el lugar quedó prácticamente destruido, y lo que no terminaron de hacer las invasiones lo logró la peste, diezmando y empujando a la gente a otros lugares.

Antibes permaneció entonces durante dos siglos en el anonimato.

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Fortificando un enclave estratégico que se convertiría en balneario

A partir de la Edad media, Antibes se convirtió en un lugar estratégico de gran importancia, que muchos monarcas se afanaron por amurallar y proteger pues estaba en la frontera con el condado de Niza y constituía el límite del reino francés.

Antibes fue un lugar que, además, rehusó recibir a Napoleón en 1815, motivo por el cual posteriormente Luis XVIII concedió un diploma a esta Buena Villa por su fidelidad.

La anexión de Niza al reino francés en 1860 hizo que a finales del siglo XIX las murallas comenzaran a derribarse y Antibes dejara de ser un enclave estratégico y fortificado para convertirse en un balneario al borde de las aguas del Mediterráneo.

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Más información:

http://www.linternaute.com/voyage/france/provence-alpes-cote-d-azur/antibes/
http://www.la-provenza.es/antibes-juan-les-pins
http://www.routard.com/guide/code_dest/cote_d_azur.htm

Impresiones

Una de las cosas que más me gustaron de la visita a Antibes fue que pese a ser un puerto deportivo grande, la parte antigua de la villa conserva un encanto especial con multitud de calles que discurren entre muros de casas repletas de floreados balcones y paredes pintadas de multitud de colores.

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Me sorprendió, además, la conservación de los muros al borde del mar. El día que estuve hacía un viento increíble y casi se podía sentir todo el peso de la historia sobre cada piedra de la fortificación.

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El Cabo de Antibes

Un apartado aparte para el paseo suplementario de por la tarde; una vez que paseé un rato por el casco de Antibes, viendo sus plazoletas, sus callejuelas, sus puestos con productos artesanales y su mercado, decidí echar a andar hacia el Cabo de Antibes.

Es un paseo de cerca de una hora, que se puede hacer tranquilamente un día de primavera, cuando el sol tarda más en caer; desde la cima del cabo, junto a la Capilla de la Garoupe –repleta de maquetas de barcos, recuerdos y oraciones de marineros-, veremos a un lado Niza, y al otro Cannes.

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En resumen: visita más que satisfactoria, espero vuestras impresiones u opiniones si os habéis acercado a la villa de Antibes alguna vez.

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