El Viajero Errante observó el cielo en la mañana. Las emociones de las primeras etapas de su viaje, llenas de recuerdos, le habían producido un cansancio que le llevó a descansar durante semanas.
Pero esa mañana había sentido, otra vez, el deseo de cumplir con lo que la Guía de los Secretos indicaba; su viaje debía continuar, conociendo más la región de la Côte d’Azur, descubriendo los orígenes, la historia y los secretos de su nuevo hogar.
Sus pasos le llevarían algo más allá de la Costa Azul, más allá de los límites de Nikaïa, al oeste… donde la tierra se vuelve roja y el paisaje deja al viajero espacios de tranquilidad. El Viajero Errante se dirigía hacia Agay.
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Como casi todos los viajes emprendidos en este 2012, la excursión comenzó desde la estación de Nice St Augustin. Es la estación más al oeste de Niza, muy cómoda para coger el tren si conocemos la región y estamos acostumbrados a movernos. Si no, es recomendable ir a la Gare Central SNCF, siempre habrá más información a nuestra disposición y más gente a la que preguntar.
Mi intención inicial era ir a St Raphael, una ciudad que se encuentra ya en el departamento de Var, con lo cual se trataba de un viaje más largo de lo habitual. El trayecto me llevaría hasta Cannes, pasando por multitud de estaciones de tren en el entretanto, y después me tocaría hacer transbordo en Cannes-La Bocca, la última estación del departamento 06, Alpes Maritimes. A continuación, un nuevo tren me llevaría, por primera vez en mi vida, a un nuevo departamento en Francia.
Ya en Cannes – La Bocca, donde tuve que hacer transbordo, aprecié el cambio que produce la lejanía con respecto a Niza; el paisaje cambia, hay muchísima menos masificación, y la tierra se torna roja, dejando atrás el blanco calizo de las estribaciones montañosas al sur de los Alpes.
El tren nos lleva en dirección a St Raphael atravesando las poblaciones de Mandalieu y Agay entre otras, entre montañas y túneles acercándonos a la Cornisa del Esterel, formación montañosa que precede nuestra llegada a St Raphael.
Y por fin, llegué a St Raphael, con la intención de ver una iglesia romana. Mi voluntad, sin embargo, se vio truncada cuando al llegar a la iglesia en cuestión me encontré con que se estaba celebrando un funeral; así que ni pude entrar ni hice fotos ya que fuera había familiares y conocidos del fallecido, y me dio palo ponerme en plan turista ante esa situación.
Aparte de la iglesia romana, a los 10 minutos de llegar a St Raphael tuve la siguiente sensación: ¿Y ahora qué hago? Porque realmente, St Raphael es una ciudad en medio de un paisaje desértico… que no tiene nada que ver, ni siquiera una ciudad bonita.
Era temprano, y no quería perder el día por haber empleado cerca de dos horas en llegar a St Raphael. Encontré la alternativa rápidamente: tomaría el tren de vuelta pero haría antes una parada en Agay. El brusco cambio del color y las características del paisaje me habían llamado la atención, y una compañera del trabajo me había recomendado visitar esa zona.
Agay - Dramont: el paraíso de color rubí
El tren nos deja en un apeadero, y pronto descubrimos que Agay es un pueblo pequeño, dispersado entre un paisaje montañoso que termina en playas de arena rojiza.
A un lado encontramos las montañas del este, que nos separan de la lejana Cannes y de la Niza ya perdida en el horizonte, y al otro lado tenemos el faro que corona la cima del Cabo de Dramont.
En Agay no hay más monumentos que la belleza de un paisaje singular donde reina el silencio. Podemos –y en mi opinión, debemos- optar por caminar en dirección a Dramont, que se encuentra a apenas veinte minutos a pie, y después podemos tomar el paseo por el Cabo y las montañas que lo rodean.
Cuentan que este paisaje, entre el mar y la montaña, inspiró a Hergé para los paisajes de la aventura de Tintín en el cómic “La isla Negra”. A mí me parece posible, a ver a vosotros qué os parece.
En resumen, no pude disfrutar demasiado tiempo de la visita a Agay ya que llegué cerca de las cuatro de la tarde y aún no eran días muy largos. Sin embargo, lo que vi me encantó y volveré, tengo pendiente entre otras la excursión recomendada por la Guide du Routard al Lago de l’Écureuil.
El final, la foto con la llegada del tren que me llevaría de vuelta a Niza tras un largo día.
Espero que el vídeo de mi paseo por el cabo de Dramont os acerque un poco las sensaciones vividas en ese lugar, y complete un poco la información y las imágenes mostradas anteriormente. ¡Disfrutadlo!
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